Santo Domingo Zanatepec
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Historia completa
Hablar de Zanatepec, es hablar de un pueblo muy antiguo, misterioso y desconocido, cuyos pasos más inmediatos, al ser rastreados en el tiempo más prodigioso de los comienzos, parecen venir de América Central; pueblo que en los tiempos primordiales estuvo hermanado al pueblo Mixe y al resto de Zoques que ocuparon estas tierras.
Los orígenes de Zanatepec comienzan en el Cerro del Cuscumate, un sitio sagrado para los Zoques de Zanatepec, pues aquí fue donde fundaron el primer pueblo. Adoradores del Sol y de la Luna, construyeron sus adoratorios, pirámides y sitios sagrados como las cuevas que aún existen en este Cerro. En este lugar y a los márgenes de la laguna del Sol y de la Luna se desarrollaría la leyenda más importante para el pueblo de Zanatepec, “La leyenda del Zanate de Oro”.
“Cuentan los viejos de Zanatepec, que el siglo XIV de la era vulgar, existieron en la población dos jóvenes amantes, muy simpáticos y guapos. Él se llamaba ACAZANATL y ella TEOCALXOCHITL, que en castellano quiere decir Flor de Loto, los cuales estando en los márgenes de la laguna del Sol y de la Luna, en coloquios amorosos, fue encantado el joven convertido en Zanate de alas doradas por el hada de la laguna. Este hecho causó la muerte tres años después de Flor de Loto. Con motivo de este suceso, el Rey NAHUILTEPECPATL, mandó a fabricar un Zanate de Oro simbolizando a su hijo y se colocó en un altar de la gruta, en donde se le rindió culto como a Numen de bondad y el cual fue robado por los indios de Chiapas que lo escondieron en sus montañas”.
Después de este suceso, la historia de este pueblo continuaría, pero ahora en otro lugar, un fragmento de historia refiere lo siguiente: “En el llano de los pájaros, mandó el Rey a fundar un pueblo, al que le puso por nombre Zanatepec”.
El pueblo de Zanatepec continuaría su historia en donde actualmente se encuentra ubicada la población, después del suceso del Zanate de Oro, los Zoques adoradores del Sol emigrarían hacia el llano, en donde volverían a fundar su pueblo, ahora en honor y adoración al Zanate de alas doradas, pues desde este sitio irían a rendir tributo al Cerro y cueva del Zanate de Oro, “Era el protector del risueño pueblo de Zanatepec, cuyos habitantes lo adoraban y le rendían honores llevándole ofrendas. En los días de Pascua, el pueblo en romería, iba a visitarlo entregándole una doncella, la más hermosa que en la población hubiese, agradecido, colmaba de bienes a los humildes hijos del pueblo, dándoles cosechas abundantes y dinero a raudales”.
Hacia el año de 1497, los Zoques de Zanatepec fueron invadidos y dominados por los Zapotecas, hecho que dejaría huella en su gente hasta el día de hoy en su cultura y costumbres.
En el año de 1521, el conquistador español Hernán Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca, conserva la totalidad del Istmo de Tehuantepec. Un hecho sobre la conquista del pueblo de Zanatepec por los españoles se sustenta a finales del mes de febrero del año 1524, cuando Pedro de Alvarado, después de pasar por Tehuantepec, se dirigiera al Soconusco, fue en ese momento, cuando en conquistador español tuvo que pasar forzosamente por Zanatepec, en su camino hacia aquella región chiapaneca. Pedro de Alvarado debió de pernoctar y permanecer un tiempo razonable en Zanatepec. En este lapso tomaría posesión de las tierras Zanatepecanas, en nombre del Rey de España, y a partir de esta sujeción territorial, quedaría establecido el vasallaje de los Zanatepecanos a la corona española.
Desde este momento comenzaría una nueva historia para el Pueblo del Zanate, comenzaría el sincretismo religioso y la época colonial para este pueblo. Pues en los escritos documentados sobre Zanatepec se lee que para el año de 1580, este sitio estaba sujeto a la Villa de Tehuantepec y tenía que rendir tributo.
Don Antonio de Ciudad-Real, en su Tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España, registra lo siguiente: “Aquel mismo día 15 de septiembre de 1586, a las dos de la tarde, por aprovecharse de la ocasión del tiempo, que parecía había ya asentado, salió el Padre Comisario Fray Alonso Ponce de aquel lugar Tonaltepec o Tonaltepequillo y andada tres leguas largas y pasadas en ella diez arroyos y un río y algunos malos reventones, llegó antes que el sol se pusiese a otro pueblo razonable de los mismos indios Zoques o Mixes, obispado y visita llamado Tzanatepec”.
El territorio de Zanatepec estuvo comprendido entre las tierras que Hernán Cortés se adjudicó como premio a la labor realizada en beneficio de su Rey. Con la llegada de los españoles, arribaron también los Frailes, los conquistadores del espíritu.
La orden monástica que sujeto la conciencia de los Zanatepecanos, fue la de Santo Domingo de Guzmán. El reconocimiento de la importancia de Zanatepec, como un sitio antiquísimo, poblado de naturales herederos de tradiciones excepcionales y su ubicación estratégica como línea fronteriza de la Nueva España y por lo mismo, paso obligatorio de todos los que se dirigían a San Cristóbal de las Casas o al reino incipiente de Guatemala, hizo que las autoridades religiosas no dudaran en darle a Zanatepec el estatus formal de Doctrina y Curato a partir del año de 1605.
El Fraile Francisco Arroyo, describe lo siguiente sobre el Templo de Zanatepec: “Al extenderse nuestra orden por Istmo, los padres fijaron su residencia en este pueblo, donde edificaron una Iglesia muy pobrísima, de paja, si bien tenía hermosos retablos”. Posteriormente, fabricaron otra de mezcla de cal, piedra y ladrillo de 29 X 10 varas. Su casa, informa Burgoa, era un rancho desmantelado y no era posible hacer nueva construcción.
Es desde el paso de los primeros dominicos por Zanatepec, cuando a este pueblo se le bautizaría por segunda ocasión: ahora, por los religiosos europeos. Se le antepuso el nombre otorgado en su primer bautizo, “ZANATEPEC”, el nombre de la mismísima orden de predicadores, “SANTO DOMINGO”. No podía ser de otra manera, tratándose de un sitio revestido de autoridad y con influencia en los pueblos circunvecinos. De ahí en adelante, se le llamaría:
“SANTO DOMINGO ZANATEPEC”